Si bien presentan orígenes etimológicos diferentes, no existen diferencias semánticas sustanciales entre los términos acosar y hostigar. De acuerdo al diccionario de María Moliner, todos los usos de ambas voces se refieren a un tipo de acción en la que está en juego una actitud de perseguir, jaquear, incitar, asediar, fustigar.
Por su parte, Joan Corominas en su diccionario etimológico, nos muestra que es posible encontrar un sentido común para ambos términos aunque posean una raíz diferente. En efecto, acosar deriva de la voz latina cursus, ’curso, carrera’. Hostigar deriva del latín fustis, ’bastón, palo’. En ambos está en juego una acción dirigida especialmente hacia los animales quienes son sometidos a una carrera de persecución, o a la acción del golpe repetido con el bastón (la fusta) sobre los caballos para incrementar el paso en la carrrera.
A este sentido común puede agregarse el de una acción repetida, insistente.
Que los términos aquí presentados estén referidos especialmente a los animales es de sumo interés. Esto nos indica que la naturaleza de tal acción ubica a la persona acosada/hostigada en una clara posición de objeto al ser reducida a la condición de presa codiciada para alguna forma de satisfacción o instrumento para algún otro fin. Esta reducción señala claramente un movimiento de desubjetivación.
De tal modo la actitud acosadora / hostigadora va mucho más allá de una conducta de efectos pasajeros en la medida que produce una transformación misma del vínculo entre las partes involucradas.
Cuando entre el acosador y el acosado hay diferencias jerárquicas -y el superior jerárquico tiene influencia decisiva sobre el subordinado- se acentúa lo señalado a tal punto que el acoso adquiere fuerza extorsiva.
Dado el valor de la sexualidad como factor preponderante en la constitución de los vínculos humanos, resulta ésta un escenario propiciador para el ejercicio de las prácticas acosadoras.
Por estas razones, el acoso sexual es la forma paradigmática en la que se presenta este problema y, a su vez, el modo más frecuente de esta práctica social lesiva de los vínculos humanos.